Ciencia y Religión...

Meditación...

jueves, 13 de mayo de 2010

Siempre sanos...

Consejos simples para estar sanos siempre
Kati Szamos

1. Coma una naranja todos los días.
Esto hará que aumente su hierro y potasio en el cuerpo. Y si es alérgica a la naranja, beba un vaso de jugo de uva (sin azúcar agregada), que ayudará a mejorar su circulación sanguínea.

2. Espolvoree con canela el café.
Recientes estudios indican que agregar una pizca de canela en su bebida una vez al día puede ayudar a disminuir las concentraciones de colesterol en la sangre.

3. Cambie al blanco por el negro.
El pan integral contiene cuatro veces más fibra, tres veces más zinc y dos veces más hierro que el pan blanco. La realidad es que comer pan blanco sólo ayuda a subir de peso.

4. Mastique los vegetales más tiempo.
Masticar libera enzimas y potencia la cantidad de sustancias químicas anticancerígenas.

5. Adopte la fórmula 80/20.
Procure comer 80 por ciento de lo que se sirve y dejar en el plato 20 por ciento; así evitará trastornos digestivos, prolongará su vida y reducirá el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes.

6. Incluya un arcoiris de sabores y colores.
Si come frutas y vegetales de color rojo, morado, naranja, amarillo, verde y blanco obtendrá una excelente combinación de antioxidantes, vitaminas y minerales.

7. Coma salsa para pizza.
Algunas de estas salsas contienen licopeno, el cual es una antioxidante de los tomates que se cree que inhibe y revierte el crecimiento de los tumores.

8. Use hilo dental y no mastique chicle.
Una investigación concluyó que las personas que mastican chicle tienen una mayor probabilidad de desarrollar ateroesclerosis, ya que parece ser que angosta los vasos sanguíneos, mientras que pasarse el hilo dental puede quitarle seis años de edad biológica porque elimina las bacterias que promueven la caries dental.

9. Ríase.
Una buena risa es un pequeño ejercicio físico, ya que de cien a doscientas carcajadas equivalen a diez minutos de caminata, según el cardiólogo William Fry.

10. Disfrute una buena taza de té verde.
El té verde contiene antioxidantes y una taza diaria de esta infusión disminuye el riesgo de enfermedades coronarias.

11. Coma como pajarito.
Las semillas de girasol y de ajonjolí que puede agregar a ensaladas y cereales contienen grandes cantidades de antioxidantes, reduciendo el riesgo de diabetes, afirman médicos de la Universidad de Harvard.

12. Duerma como bebé.
Duerma bien y a sus horas, ya que disfrutar de un sueño profundo y placentero aumenta la hormona de crecimiento que sólo se segrega cuando dormimos, y ésta a su vez es precursora de las endorfina, que nos ayuda a mantenernos felices y sobrellevar el estrés de manera saludable.

13. Manténgase activo.
Para mantenerse aprenda nuevas destrezas e idiomas, resuelva crucigramas, tome cursos de baile, ya que todo esto hace que se mantenga un buen funcionamiento físico y mental, ya que fortifica la memoria.

14. Piense positivamente.
Sea sociable y vuélvase espiritual, ya que las personas que lo hacen presentan menos predisposición a resfriarse.
Y muy importante: acuda a su médico regularmente.

miércoles, 12 de mayo de 2010

¿Te gusta sufrir?


Hay gente a la que le gusta sufrir…


El sufrimiento es el sentimiento a través del cual esas personas se comunican con la familia, con la gente, con el mundo; en él basan el amor que sienten por los demás y el que provocan, logran tener amistades, atención y cuidados. En fin, en el dolor está fundamentada su propia existencia.
Por lo tanto lo cultivan, cualquier cosa es motivo suficiente para llorar: el clima, el trabajo, los días de descanso, los viajes, los paseos, la música, la situación económica, y qué decir de los hijos, de la pareja, de los padres, de los hermanos, de los amigos, de los vecinos, ¡todo!
Todo les provoca dolor, llanto, sufrimiento… No pueden o no quieren ver lo bueno y bonito de la vida.
¡Y qué lejos de la realidad están! Ahuyentan a la gente, pocos quieren verlos, platicar, tener su compañía. No es nada motivante saber que vamos a volver a escuchar una y mil veces las tristes historias de su niñez, de su adolescencia, de los amigos y amores perdidos, de lo difícil que ha sido encontrar pareja, vivir a su lado, del trato que reciben o recibieron de sus padres, del dolor enorme de su muerte, de los hijos que desde que se concibieron provocaron dolor y qué ingratos han sido, ¡malagradecidos!...
¿Quién no conoce a alguien así? ¡Hasta deprimidos nos sentimos cuando estamos con ellos! Nadie puede haber sufrido más, si alguien se atreve a contarles de algún problema, de alguna enfermedad, de algo que le provoca tristeza, entonces brincan, le quitan la palabra y cuentan otra historia mas cruda. No, nadie sufre más que ellos.
Si conoces a alguien así, aléjate y cuéntaselo a quien más confianza le tengas. No quiero decir con esto que seamos insensibles, que no sepamos escuchar y dar consuelo. Lo que quiero decir, es que no seamos presas de nadie así porque si lo permitimos, ni ayudamos a esa persona y si nos perjudicamos nosotros, sólo nos buscará como paño de lágrimas. Cargaremos por siempre ese costal de amargura que esa persona nos obsequia.
Hay que reír, hay que ser alegres y que la demás gente se contagie de esa alegría. Tenemos tantas cosas maravillosas a nuestro alrededor, tanto por que ser felices, sólo basta querer apreciarlo.
Alguna vez leí por ahí: toma diez minutos de tu tiempo para llorar y después ríe y disfruta de lo mejor que tienes…

Luz del corazón...

La luz de tu sonrisa

Krishna Jeoshua

¿Te has visto hoy al espejo? ¿Acaso al contemplar tu rostro te deslumbraste con una sonrisa?
Desde muy pequeños descubrimos la sonrisa, ese diamante corporal que tenemos, que no cuesta nada y que armoniza un instante que queda en la memoria de quien lo observa; pero que con el paso del tiempo se borra de nuestro rostro, se hace cada vez más inconstante, se pierde por costumbre y almacena en nuestro ser.
No sólo es una expresión facial mecánica, el sonreír genera una sensación de felicidad y armonía, la cual es transformada por las endorfinas que produce nuestro cerebro, estas acarrean una sensación de bienestar en todo nuestro ser y se manifiesta en el momento que se despliega esa sonrisa.
Diariamente estamos involucrados en situaciones donde tenemos que comunicarnos, en la vía pública, en el transporte, en un restaurante, escuelas, instituciones, centros comerciales, eventos y tantas situaciones donde debemos interactuar con diversas personalidades. Sin embargo, en muy pocas ocasiones ves sonreir a los que están a tu alrededor.
Así pasan nuestros días, al caminar ves rostros pensativos a tu alrededor, si es que te pones a observar; si no, ni siquiera percibes lo que te rodea. En muchas ocasiones dirás: ¿Por qué sonreir si todo me sale mal? Piensa, al sonreir provocas que tu mente trabaje de manera positiva, lo cual provoca en ti un cambio momentáneo, que si tú lo deseas puede ser permanente.
Recuerda la última ocasión que sonreíste, fue por algo bueno, gracioso, una situación que te hizo imaginar o sentir positividad. Ahora es el momento de transformar ese hábito momentáneo en una constante en tu vida.
Desde el momento que despiertas y te ves al espejo sonríe, porque estás vivo, si no en la mejor situación, puedes respirar, admirar tu alrededor y provocar que ese día marche de manera distinta a como venían siendo. Ahora con la primera persona que interactúes sonríe, no es necesario hablar, sólo desplegar esa sonrisa, que provoca un cambio de humor en aquel que la percibe.
En alguna ocasión escuché: “Levantas cada rincón cansado de mi alma con una sola sonrisa”, un tanto poético; sin embargo, es sin duda algo que se puede lograr, tu medio cambia en el instante en que tú decides sonreir.
Ahora que lees estas líneas, sonríe, ya sea por recuerdo o por algo que al levantar tu mirada verás, porque al hacerlo una luz se transmitirá y será para armonizar tu alrededor.
“Una sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz”.

EL Temor...




Temía estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo.

Temía fracasar, hasta que me di cuenta que únicamente fracaso si no lo intento.

Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta de que de todos modos opinarían de mí.

Temía me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en mi mismo y en Dios.

Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer.

Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.

Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo.

Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia.

Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mí mismo.

Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día.

Temía al pasado, hasta que comprendí que no podía herirme más.

Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella.

Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.

Autor anónimo

¿Sabes ser feliz?


SER FELIZ ES UNA ACTITUD

Cuenta la leyenda que un hombre oyó decir que la felicidad era un tesoro. A partir de aquel instante comenzó a buscarla.
Primero se aventuró por el placer y por todo lo sensual, luego por el poder y la riqueza, después por la fama y la gloria, y así fue recorriendo el mundo del orgullo, del saber, de los viajes, del trabajo, del ocio y de todo cuanto estaba al alcance de su mano.
En un recodo del camino vio un letrero que decía: "Le quedan dos meses de vida".
Aquel hombre, cansado y desgastado por los sinsabores de la vida se dijo: "Estos dos meses los dedicaré a compartir todo lo que tengo de experiencia, de saber y de vida con las personas que me rodean".
Y aquel buscador infatigable de la felicidad, sólo al final de sus días, encontró que en su interior, en lo que podía compartir, en el tiempo que le dedicaba a los demás, en la renuncia que hacía de sí mismo por servir, estaba el tesoro que tanto había deseado.
Comprendió que para ser feliz se necesita amar; aceptar la vida como viene; disfrutar de lo pequeño y de lo grande; conocerse a sí mismo y aceptarse así como se es; sentirse querido y valorado, pero también querer y valorar; tener razones para vivir y esperar y también razones para morir y descansar.
Entendió que la felicidad brota en el corazón, con el rocío del cariño, la ternura y la comprensión. Que son instantes y momentos de plenitud y bienestar; que está unida y ligada a la forma de ver a la gente y de relacionarse con ella; que siempre está de salida y que para tenerla hay que gozar de paz interior.
Finalmente descubrió que cada edad tiene su propia medida de felicidad y que sólo Dios es la fuente suprema de la alegría, por ser ÉL: amor, bondad, reconciliación, perdón y donación total.
Y en su mente recordó aquella sentencia que dice: "Cuánto gozamos con lo poco que tenemos y cuánto sufrimos por lo mucho que anhelamos".
Ser Feliz, es una actitud.


Autor desconocido