¿Te has visto hoy al espejo? ¿Acaso al contemplar tu rostro te deslumbraste con una sonrisa?
Desde muy pequeños descubrimos la sonrisa, ese diamante corporal que tenemos, que no cuesta nada y que armoniza un instante que queda en la memoria de quien lo observa; pero que con el paso del tiempo se borra de nuestro rostro, se hace cada vez más inconstante, se pierde por costumbre y almacena en nuestro ser.
No sólo es una expresión facial mecánica, el sonreír genera una sensación de felicidad y armonía, la cual es transformada por las endorfinas que produce nuestro cerebro, estas acarrean una sensación de bienestar en todo nuestro ser y se manifiesta en el momento que se despliega esa sonrisa.
Diariamente estamos involucrados en situaciones donde tenemos que comunicarnos, en la vía pública, en el transporte, en un restaurante, escuelas, instituciones, centros comerciales, eventos y tantas situaciones donde debemos interactuar con diversas personalidades. Sin embargo, en muy pocas ocasiones ves sonreir a los que están a tu alrededor.
Así pasan nuestros días, al caminar ves rostros pensativos a tu alrededor, si es que te pones a observar; si no, ni siquiera percibes lo que te rodea. En muchas ocasiones dirás: ¿Por qué sonreir si todo me sale mal? Piensa, al sonreir provocas que tu mente trabaje de manera positiva, lo cual provoca en ti un cambio momentáneo, que si tú lo deseas puede ser permanente.
Recuerda la última ocasión que sonreíste, fue por algo bueno, gracioso, una situación que te hizo imaginar o sentir positividad. Ahora es el momento de transformar ese hábito momentáneo en una constante en tu vida.
Desde el momento que despiertas y te ves al espejo sonríe, porque estás vivo, si no en la mejor situación, puedes respirar, admirar tu alrededor y provocar que ese día marche de manera distinta a como venían siendo. Ahora con la primera persona que interactúes sonríe, no es necesario hablar, sólo desplegar esa sonrisa, que provoca un cambio de humor en aquel que la percibe.
En alguna ocasión escuché: “Levantas cada rincón cansado de mi alma con una sola sonrisa”, un tanto poético; sin embargo, es sin duda algo que se puede lograr, tu medio cambia en el instante en que tú decides sonreir.
Ahora que lees estas líneas, sonríe, ya sea por recuerdo o por algo que al levantar tu mirada verás, porque al hacerlo una luz se transmitirá y será para armonizar tu alrededor.
Desde muy pequeños descubrimos la sonrisa, ese diamante corporal que tenemos, que no cuesta nada y que armoniza un instante que queda en la memoria de quien lo observa; pero que con el paso del tiempo se borra de nuestro rostro, se hace cada vez más inconstante, se pierde por costumbre y almacena en nuestro ser.
No sólo es una expresión facial mecánica, el sonreír genera una sensación de felicidad y armonía, la cual es transformada por las endorfinas que produce nuestro cerebro, estas acarrean una sensación de bienestar en todo nuestro ser y se manifiesta en el momento que se despliega esa sonrisa.
Diariamente estamos involucrados en situaciones donde tenemos que comunicarnos, en la vía pública, en el transporte, en un restaurante, escuelas, instituciones, centros comerciales, eventos y tantas situaciones donde debemos interactuar con diversas personalidades. Sin embargo, en muy pocas ocasiones ves sonreir a los que están a tu alrededor.
Así pasan nuestros días, al caminar ves rostros pensativos a tu alrededor, si es que te pones a observar; si no, ni siquiera percibes lo que te rodea. En muchas ocasiones dirás: ¿Por qué sonreir si todo me sale mal? Piensa, al sonreir provocas que tu mente trabaje de manera positiva, lo cual provoca en ti un cambio momentáneo, que si tú lo deseas puede ser permanente.
Recuerda la última ocasión que sonreíste, fue por algo bueno, gracioso, una situación que te hizo imaginar o sentir positividad. Ahora es el momento de transformar ese hábito momentáneo en una constante en tu vida.
Desde el momento que despiertas y te ves al espejo sonríe, porque estás vivo, si no en la mejor situación, puedes respirar, admirar tu alrededor y provocar que ese día marche de manera distinta a como venían siendo. Ahora con la primera persona que interactúes sonríe, no es necesario hablar, sólo desplegar esa sonrisa, que provoca un cambio de humor en aquel que la percibe.
En alguna ocasión escuché: “Levantas cada rincón cansado de mi alma con una sola sonrisa”, un tanto poético; sin embargo, es sin duda algo que se puede lograr, tu medio cambia en el instante en que tú decides sonreir.
Ahora que lees estas líneas, sonríe, ya sea por recuerdo o por algo que al levantar tu mirada verás, porque al hacerlo una luz se transmitirá y será para armonizar tu alrededor.
“Una sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz”.


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